martes, 23 de septiembre de 2014

Autocrítica y reflexión





Hola a tod@s,
en este primer martes otoñal he decidido hacer autocrítica sobre el recién publicado relato corto en el blog de ARI el viernes pasado.
Sí, habéis leído bien, autocrítica, algo que todos deberíamos hacer cuando vemos que las cosas no están bien hechas. El relato del que hablamos es «El editorial», no voy a volver a contar sobre qué trata, ya que la semana pasada lo hablamos en la entrada de presentación del escrito.
La historia podía haber sido  más extensa, el protagonista es un poco mari-mari, en ciertos momentos actúa más como una amiga que como un hombre, pero creo que eso me pasa por no tenerlo bien definido, algo sobre lo que tengo que reflexionar.  Tiene errores ortotipográficos, en algúnos párrafos se repiten palabras y en algún momento aparece un "la" que no pega con nada.
Las prisas no son buenas amigas y no es una escusa para que no esté al menos correctamente escrito. Quería entregarlo lo antes posible a la compañeras de ARI para poderlo compartir con todo el mundo, por eso escribimos, para que los lectores puedan disfrutar de tu trabajo y tu imaginación, pero seguro que los  exigentes, se habrán horrorizado al leer un texto que necesita un buen repaso.
¿Cómo me he dado cuenta de todo ello? Pues gracias a que una amiga me señaló que había un par haches que faltaban y volví a releerlo tras haberlo entregado hace unos días para su publicación.
Creo que en primer lugar tendría que haberlo dejado reposar unos días,  después imprimirlo y entonces corregirlo. He aprendido que si tienes el escrito en papel se ven mucho mejor los errores que si intentas hacer la corrección en el ordenador.
La historia te puede gustar más o menos, como siempre decimos, para gustos los colores, pero hay fallos que tendría que haber solventado antes de entregarlo.
Sé que nadie nace enseñado y todo esto me sirve para aprender. El escribir es difícil, pero no me rindo cuando veo que podría estar mucho mejor y no lo he hecho,  parece la máxima de mi vida, siempre puedo hacerlo mejor, parece que bajo presión es cuando doy más de misma. Bien, pues ahora soy yo misma la que se está presionando para aprender más y que los demás disfruten de un buen trabajo, aunque la historia no guste.
Cuando a mis amigas y lectoras les pido sinceridad, es porque necesito saber si voy por el buen camino en lo que estoy haciendo. Si no me dicen las cosas, no puedo reconocerlas, corregirlas y valorarlas. Aprendí a hablar catalán cuando tenía trece años, y fue gracias a la gente de mi alrededor  que me corregía constantemente,  hoy en día cuando me expreso en ese idioma, nadie sabe si soy de allí o no.
Hace un tiempo se publicó un artículo que alguna que otra vez he comentado en el que se hablaba de que parecía que no se podía comentar, a no ser que fuera positivo lo que se iba a decir, sobre algunas autoras españolas porque las fans se te tiraban a la yugular. Bueno, yo no tengo ese tipo de fans y  desde este escrito, soy yo misma la que quiero criticar mi trabajo para poder seguir adelante.
Sé que es difícil decirle a una persona que aprecias que su trabajo no está bien, pero si no lo decimos tampoco aprendemos, creemos que ofendemos al ser sinceros, pero las críticas hechas con respeto son lo mejor que te puede pasar, o al menos así lo vivo yo.
Muchas gracias a todo el mundo por leerme y  por el apoyo que siempre me ofrecéis, pero por favor, decidme las cosas, no me voy a romper ni a ofender, al contrario, voy a ser más fuerte y estaré adquiriendo más conocimientos para intentar hacerlo todo mucho mejor.
Saludos.



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